viernes, 2 de enero de 2015

En el carro

Fue en el puente de la Inmaculada cuando sentados al sol en la terraza de La Ruta estuvieron recordando viejos tiempos, quizás unos cincuenta años atrás, cuando las cosas eran muy distintas a la hora de ganarse la vida y cuando los protagonistas de esta historia eran mucho mas jóvenes.
Él era un niño cuando de madrugada se subía con mi abuelo en el carro y recorrían grandes trayectos hasta pueblos como Matilla o Jiménez de Jamuz para luego ir a vender al mercado. El camino lo hacían de noche sobre caminos sin asfaltar llenos de cantos en los que las mulas levantaban una gran polvorera. Se turnaban a ratos para llevar las riendas, uno dirigía a los animales mientras el otro intentaba dormir en la parte de atrás del carro tapado con una manta para protegerse del frio pero no siempre era fácil con el traqueteo de las ruedas sobre aquellos caminos.
Sin duda era una forma muy distinta de ganarse la vida, algo que ahora muchos ni nos plantearíamos hacer, eran trabajos duros que hacían desde muy niños y sin embargo el día de hoy no tienen mal recuerdo de aquella época de hecho ahora escuchas estas historias salir de sus propios personajes y notas en sus palabras hasta un poco de nostalgia por todo lo vivido en aquellos años.

 

2 comentarios:

  1. Los pueblos los hacen sus gentes y sus historias, estuve hace un par de años inventariando los palomares tradicionales y tenéis unos cuantos, no conocía tu blog gracias por tu visita utópica.

    Abrazote utópico, Irma.-

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    1. Hola Irma! Gracias por tu visita y por tu comentario. Se que hay bastantes si y todos ellos con historia. Es cierto que las gentes y sus historias hacen a los pueblos pero cuando además tienen esos elementos tradicionales que merecen la pena conservar, el encanto aumenta. Un besazo!

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