lunes, 30 de diciembre de 2013

Las fiestas de mi pueblo


El día 6 de Julio de 1995, un niño de 11 años escribe en su cuaderno de vacaciones de verano una redacción que se titula "Las fiestas de mi pueblo".  En ella describía de una forma muy resumida las fiestas de Villaquejida así:"Las fiestas del Cristo se celebran en un pueblo de León llamado Villaquejida el cual es mi pueblo. Por la mañana hay una misa, al terminar esta, se saca a pasear la imagen del Cristo por las calles principales del pueblo. Por la tarde sacan las vaquillas en un corro hecho de remolques y vallas rodeándolos, y allí los torean. Por la noche sueltan las vaquillas por las calles del pueblo y ya el último día se celebra el concurso de disfraces. Os animo a que vayáis"
Muchos recordareis así los Cristos de este modo, yo, no se si por suerte o por desgracia, la recuerdo de un modo muy distinta: Me retorno a unas calles engalonadas para la ocasión con luces, guirnaldas y banderillas, a una plaza a la que llegaban los pendones, a que sacaban el Cristo y donde bailaban los niños la danza popular,  a una plaza de toros ya construida totalmente en la que los carros ya poca importancia tenían, los mas jóvenes hacían mil piruetas por encima de las vaquillas divirtiendo al personal, estas ya nunca se aparecían en los cruces aquellas noches de septiembre. Sino que la gente salia a la calle, dirección a las peñas, donde nos faltaba la música, bebida y ganas de que la fiesta no terminase, pero termina, siempre termina, cerca del frontón con la tirada de los fuegos artificiales que iluminan el cielo al ritmo de la música de la orquesta que suena en la plaza.

Una infancia en los 70

Esta tarde, hace un momento, me remonté con mi padre a aquellos maravillosos años 70 en los que a pesar de las penurias que se pasaban en el campo, él y sus amigos, unos jóvenes de 10 o 12 años encontraban como divertirse. Me explicaba que iban al bosque a recoger palos y allá cerca del río, en la Isla, donde llegaban las crecidas hacían cabañas en las que los 4 o 5 de siempre se escondían para fumar algún cigarrillo robado de la chaqueta de un padre despistado o otros que conseguían mediante tretas y chantajes inocentes a los mas pequeños del pueblo. Cuando la misión de conseguir tabaco se les hacía un poco cuesta arriba iban a las huertas de alrededor y cogían las hojas de las patatas para después enrollarlas y fumarlas, pero a la tercera calada el picor que producía en la garganta se les hacía insoportable y dejaban que aquellos cigarrillos naturales se consumiesen. 
También cuando era tiempo de patatas, iban a las huertas a recolectarlas, hacían pequeñas hogueras y las asaban para luego comerlas solo con la sal que, en un botecito, siempre llevaban al monte con ellos. Pero aquello no pasaba solo con las patatas: es sabido por todos que cualquier alimento cogido de huerta ajena tiene un sabor especial. Ellos seguían esa idea al pie de la letra y, con una picardía inocente en esos años, un día eran sandías, otro melones, otro manzanas, otro almendrucos(hasta que una noche para que aquel señor, del que no recuerdo el nombre, defendiendo lo propio les perdiese la pista tuvieron que trepar hasta un viejo nogal que al final rompió con el peso)
Posiblemente, hoy en día, en una ciudad estos actos serían considerados como vandalismo, pero en aquel entonces era una forma de vida, más sana que la de ahora, y que por mucho que a la gente les pudiese molestar, nunca se disparaba la alarma social ya que se veían como juegos infantiles. Como mucho podían llegar a casa algunas quejas a las que tu padre ponía remedio con una tarde en el patio, con alguno de tus hermanos pequeños al lado vigilando que te mantuvieses en la misma posición que él te había dejado: de rodillas y con los brazos en cruz.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Una cálida felicitación con sabor a Navidad


Se acercan unas fechas especiales y no hay mejor momento que este para echar la vista atrás y pensar en lo bueno y en lo malo de este 2013, en las decisiones que han sido correctas y las que no. Creo, por ejemplo, que empezar este blog fue una de las cosas mas acertadas que he llevado a cabo: el recibimiento, el trato... que me habéis ofrecido fue maravilloso y con las mas de 1600 visitas habéis hecho de una ilusión esta realidad.
Pero no solo os tengo que agradeces eso, si no también el crear Villaquejida, por que un pueblo lo hacen sus costumbres, sus lugares, sus historias... pero sobretodo: sus gentes. Y si algo puedo asegurares que cada uno de sus habitantes hace de nuestro pueblo un sitio especial. Mi sitio especial, del que no rehuyo si no que es al que acudo como reencuentro conmigo misma y con esa parte infantil que, en parte, maduró entre sus calles.
Con esto no quería mas que agradeceros el ser como sois, el ayudarme a mantener ese lugar significativo para mi y el darme motivos suficientes para crear esta página.
Os deseo a todos y cada uno de vosotros unas felices fiestas acompañados de vuestros seres mas queridos y un 2014 lleno de fuerzas para afrontar los retos que él os proponga y felicidad, alegría,salud,amor, amistad, suerte e ilusión para que vuestros sueños se hagan realidad.
Un fuerte abrazo.


¡FELIZ NAVIDAD

PRÓSPERO AÑO
2014!

Algunos de sus pasos pararon en Villaquejida


Hace poco, por una casualidad, buscando historias antiguas, encontré una entrada de un blog que me llamó mucho la atención: (http://deformacionprofesional.blogspot.com.es/2010/05/villaquejida.html) En ella un "periodista hiperactivo del ámbito provinciano" que es como él se define, cuenta como en uno de sus viajes hace una parada en Villaquejida para tomar un café en La Ruta y su inquietud le llevó a recorrer las calles del pueblo. Una vez mas, este post, es una muestra de que Villaquejida no es especial solo a nuestros ojos, si no también a los de los que lo visitan, pues aunque solo pasase allí unos instantes este hombre ya se llevó un buen recuerdo.  Esto es lo que cuenta de su experiencia, de la casualidad que le llevó a acercarse hasta allí, de los escasos pasos que recorrieron sus calles pero también de la huella que ese corto recorrido dejó en el:  


 Plaza de Arsenio Fernández Huerga, en Villaquejida (León), con el Ayuntamiento en primer término. 8-5-2010.


" Hola. Esta entrada es la historia de una chincheta más clavada en el mapa. La de una casualidad circunstancial como es la de pasar por un lugar y parar en él, con la simple intención de tomar fuerzas para seguir haciendo camino. Esta vez, sin embargo, la curiosidad venció a la prisa y la parada técnica se convirtió en una breve estancia. Un mero paseo por algunas calles principales y unas pocas fotos para dejar constancia de ello. Muy poco, apenas una ojeada superficial. Pero lo suficiente como para poder decir, con orgullo, que he estado en Villaquejida.
Este municipio con tan peculiar topónimo y apenas un millar de vecinos se encuentra al sur de la provincia de León, junto a la carretera N-630, la artífice de que el pasado 8 de mayo estuviera allí. Comentaba en la anterior entrada que ese día tuvo lugar la quedada del foro de Saber y Ganar en León, a la cual asistí. Pensaba hacer una sola parada entre Madrid y la capital leonesa, más o menos a la altura de Tordesillas, pero, tal y como expliqué en la entrada anterior, el sueño me obligó a parar en Arévalo. O quizá sería más justo decir que el sueño me invitó a tener el placer de conocer Arévalo y a despejarme con un paseo por las calles de su casco antiguo.
Entre Arévalo y León media una distancia lo suficientemente grande como para tener que parar otra vez. Consciente de ello, al llegar a Benavente desestimé la opción de tomar la A-66 y me encaminé hacia León por la N-630. La autovía se construyó sobre un trazado totalmente nuevo, algo alejada de la carretera que no ha dejado de atravesar los pueblos por los que pasa. Por la vieja Ruta de la Plata, pensé, me sería más fácil encontrar algún lugar en el que parar.
Conocía perfectamente la ubicación de Villaquejida y algunos aspectos como que su población ronda las 1.000 personas (el último padrón es el primero que se sitúa por debajo de esa cifra, con 992 vecinos), incluyendo el pueblo anejo de Villafer, agregado en la década de 1970. Sabía que tenía que pasar por allí, pero el hecho de escoger Villaquejida para realizar una parada fue totalmente casual, tanto como el CD que iba escuchando en el coche se acabó pocos metros antes de la entrada del pueblo y me dije: "Pues aquí paro". Siempre y cuando encontrara un bar junto a la carretera, claro.
Tuve suerte. Lo había. Ya casi saliendo del pueblo en dirección a León, en el lado izquierdo de la carretera, al lado de una tienda de alimentación. Varios coches aparcados en la puerta, pero con espacio suficiente para dejar también el mío. El espacio para estacionar, tal vez, anhelaba los tiempos no demasiado lejanos en que la A-66 no estaba abierta entre León y Benavente y el tráfico de paso constituía una importante fuente de clientela para el bar. Aunque, al mismo tiempo, seguro que sin ese tráfico los vecinos de Villaquejida han ganado en calidad de vida, especialmente los que vivan a pie de carretera o en sus proximidades, y que ir hasta el bar no resulta tan aventurado como cuando todos los camiones de la N-630 atravesaban el casco urbano.
El bar era espacioso, un local bastante grande. Había pocos clientes, la mayoría de cierta edad y reunidos en un grupo, a la izquierda de la puerta. También el hombre que estaba detrás de la barra era susceptible de tener hijos mayores que yo. Al cruzar la puerta sentí las lógicas miradas de reojo de "Huy, ¿quién es éste, que no es del pueblo?", pero que apenas duraron un par de segundos, como si acto seguido hubieran pensado: "Alguno que va por la carretera en vez de por la autovía". Un saludo afable del señor de la barra, correspondido como debe ser. Póngame un refresco y unas patatas fritas para picar. "Patatas fritas, coja usted la bolsa que quiera", me indica con un tono amable, señalándome el mostrador.
En la barra tenían un ejemplar del día del Diario de León. Lo pillé, a ver qué se cocía en la tierra donde voy a pasar este sábado y en la que sólo había estado en una anterior ocasión, en octubre de 2000. Mientras tanto, me resultaba inevitable escuchar de vez en cuando la conversación que tienen el señor de la barra y el grupo de clientes de junto a la entrada. ¿Instinto periodístico o que, simplemente, soy un cotilla? Creí interpretar que esa misma tarde había algún acto festivo, especulaban sobre cómo se desarrollaría y si llovería o no, porque el cielo no tenía muy buena pinta. Entró una pareja algo más joven, también parroquianos habituales del bar, a juzgar por los cordiales saludos que se intercambiaron con quienes estaban charlando, y se sumaron a la conversación.
La cotidianeidad de Villaquejida en un bar cuyo nombre hace alusión a la ruta donde se ubica, poco antes de las 13.00 del 8 de mayo de 2010. Seguí leyendo el Diario de León, hasta que otro cliente que estaba separado del grupo me preguntó si le podía decir a qué hora emitían el fútbol por La Sexta, que él estaba bastante fastidiado de la vista y no atinaba a leerlo. Penúltima jornada de Liga, con el Barça y el Madrid jugando a la misma hora. A mí no me quitaba el sueño, pero comprendo que la cosa generara gran expectación. Tras decirle que el partido era a las 21.00 y mantener una breve conversación, el señor se fue, despidiéndose del dueño a la manera en que se despide un cliente habitual de un bar; otro gesto del día a día que, aunque nadie lo supiera en ese momento, me resultó interesante observar.
Pregunté al dueño por el baño, porque toda parada en carretera que se precie debe ir acompañada de la micción de turno. El señor ya me había parecido amable, pero a partir de ese momento tuve reforzada esa sensación; no es que me indicara dónde estaba el baño, sino que salió de la barra y me acompañó hasta él, señalándome incluso dónde estaba la luz. El bar tenía un espacio amplio detrás, imagino que sería un comedor. El señor se volvió para la barra y yo, mientras hacía uso del baño, me dije que a lo mejor había sido un acierto parar en Villaquejida.
Al salir del baño pagué la consumición, antes de abandonar el bar y decirme que, ya que estaba, podía conocer un poco más Villaquejida. No podía entretenerme; ya llegaba tarde a León. Pero un paseíto me permitiría estirar las piernas un poco y despejarme aún más para hacer los apenas 55 kilómetros que tan sólo me separaban ya de la capital leonesa. Justo enfrente del bar, al otro lado de la carretera, salía una calle con aspecto de principal; la iglesia se veía detrás, no estaba muy lejos. Me encaminé por ella, para iniciar el breve recorrido por el pueblo.




La iglesia estaba doblando a la derecha al final de la calle. Me sorprendió la construcción, por ser bastante diferente a los templos que hay por la zona donde yo vivo. Imaginé que sería renacentista por el estilo arquitectónico y las dimensiones, aunque, como digo, la diferencia constructiva con las cúpulas eclesiales de tejas azuladas de estos lares junto al Mediterráneo saltaba a la vista. El templo tenía una casa anexa, pero, por lo demás, estaban totalmente exentos, con lo cual se podía dar una vuelta completa en torno a él. Una buena forma de comprobar que sobre el campanario había un nido de cigüeñas:





La iglesia compartía con el Ayuntamiento la plaza principal del pueblo, dedicada a un tal Arsenio Fernández Huerga. Si alguien de Villaquejida, por casualidad, lee esto, le ruego que me disculpe por no saber quién es o era este hombre. En la fachada de la Casa Consistorial, una placa del año 1993 dice lo siguiente: "A D. Arsenio F. Huerga. Hijo Predilecto y Benefactor de esta villa, con profunda gratitud". Un personaje de enorme relevancia local, está claro. En cuanto al Ayuntamiento, una construcción sencilla, con aspecto de remodelada, pero también con toques arquitectónicos muy característicos de la mitad norte de la Península que por aquí apenas se ven, caso de los soportales. Todas las banderas posibles ondeando sobre el balcón daban una imagen bastante agradable.






No tenía tiempo para mucho más. Había enviado un mensaje a la anfitriona de la quedada del foro para decirle que ya me faltaba poco para llegar, pero no era cuestión de hacerme de rogar. Me encaminé hacia mi coche, observando otros detalles sobre la cotidianeidad de Villaquejida, como un par de señoras que volvían de la compra, probablemente de la tienda que había al lado del bar, o un joven que limpiaba su coche en una calle perpendicular a la que seguía yo. Algún hombre mayor paseando. Algún otro coche que llegaba, con varias personas a bordo, quizá para pasar el sábado o el fin de semana, quizá porque volvieran de hacer algún recado por los alrededores.
Cuando salía del aparcamiento, otro coche llegaba. Se bajaron varias personas, supongo que miembros de la misma familia. Tenía pinta de haber algo en Villaquejida ese día. Y, supongo, así era. En la página web del Ayuntamiento se indica que, precisamente, el 8 de mayo es la fiesta del "Voto de Villa", que no sé en qué consistirá. En internet también he rastreado sobre las actividades económicas de Villaquejida, y es que, al llegar a León y encontrarme con los compañeros dequedada forera, los anfitriones me recriminaron, entre risas, que no hubiera comprado embutidos en Villaquejida, que por lo visto los elaboran bien. Algo he encontrado por la red al respecto, algo.
Todos estos detalles hicieron que Villaquejida no me pasara desapercibida este 8 de mayo. Podía haber parado en cualquier otro pueblo atravesado por la N-630, pero la casualidad quiso que lo hiciera aquí. Y la sensación fue bastante agradable, aunque sólo fuera por observar gestos cotidianos como hablar de unas fiestas o del final de la Liga, por la amabilidad del dueño de un bar o por la satisfacción para la vista que siempre es un pueblo cuidado, con una arquitectura sencilla pero muy armónica.
Aunque la visita fuera tan breve, puedo decir que he estado en Villaquejida. Puede que a mucha gente le resulte totalmente intrascendente, irrelevante, insustancial. Pero para mí tuvo el sabor de las visitas agradables a esos pueblos que, sin grandes fastos, se muestran en su lado más genuino.
Saludos al personal... y a Villaquejida, si alguien de allí por casualidad encuentra esto husmeando en la red.


Noche del 16 de mayo de 2010"


sábado, 21 de diciembre de 2013

El puente de Matilla

La misma noche que recordaron lo contado en la entrada anterior, salieron a la conversación momentos ya muy lejanos en el tiempo con los que recordaron una historia que aunque no pertenece a nuestro pueblo a muchos les podrá traer bonitas imágenes: cuando en un pueblo muy cercano, Matilla, se construyó el puente. Muchos jóvenes de Villaquejida fueron llamados para trabajar en la obra. Otoño, invierno. primavera o verano, con sol, lluvia o nieve pero los obreros trabajaron sin descanso, en ocasiones, día y noche. Aun así tardaron años en terminar de consumar el puente. A menudo la gente que pasaba por el lugar, extrañada por la tardanza, preguntaba curiosa por la fecha de inauguración, y resignados los trabajadores explicaban que no encontraban firme para afianzar la estructura. Finalmente, el día que aquella obra estuvo terminada toda persona de los pueblos cercanos se acercó, orgullosa, a observar lo que fue un gran adelanto una facilidad para todos los que tenían que viajar de un lugar a otro periódicamente

Madrugadas heladas

Hace solo unas semanas, en un puente en el que me acerque al pueblo, le escuche a Isacc, sentado al lado del brasero una anécdota que creí que merecía la pena ser contada aquí:  

Recordaba entre risas, con mi abuelo, las antiguas madrugadas de hace años, cuando aun las canas empezaban a asomar entre su cabello. Hablaban, con anhelo, de las noches en las que nada mas ponerse el sol, el viento congelado empañaba las ventanas cubriéndolas de una capa blanca y como el fuego de la lumbre no vencía nunca a esa impresión de frío que tenias cuando pretendías mirar al exterior a través de los cristales.
También aquella sensación de levantarse por las mañanas temprano, mirar por la ventana y ver como la helada del día anterior aun no había desaparecido cuando ya estaba cubierta por la que hacia caído aquel amanecer invernal. El carámbano llegaba de un lado a otro de la calle haciendo que la tarea de caminar fuera una autentica meta inalcanzable y consiguiendo que para el señor José María fuera imposible sacar los animales a la calle para limpiar las cuadras.



lunes, 18 de noviembre de 2013

La Plaza

Si hay un recuerdo que siempre permanecerá conmigo que me llevaré allí a donde quiera que vaya y que seguirá conmigo pase el tiempo que pase es el de la plaza. Algunos de los momentos me quedan ya lejanos, casi olvidados pero todavía recuerdo cuando las casas de la calle Santa María aun eran de adobe, cuando en la casa grande que se alzaba justo en frente de la rotonda aun se divisaban los restos de unas letras, barridas por los años, que ponían "LA HUERGA" (aunque según me han explicado cuando aun se veía el nombre completo se podía leer "Manuela Huerga") , un detalle que para muchos, como me paso a mí, ya resultaba inexistente. Recuerdo esa misma rotonda sin cubrir de piedra, sin los bancos pero siempre, siempre, siempre, llena de flores de mil colores.



Después, tengo recuerdos de mas mayor de ir con mi abuela a la plaza y sentarme con sus amigas, y pasarme horas contemplando como se levantaba la torre de la iglesia ante nuestros pies, como las cigüeñas construían su nido, como la gente iba y venia, siempre en sus bicicletas, como si en tiempo se hubiese detenido en algún momento de su juventud. La recuerdo durante las fiestas del Cristo, tanto antes como después de la reforma, vestida de gala, con la carpa ante el ayuntamiento, con las luces iluminando aquel rincón del mundo, con las banderillas sonando al ritmo del viento en honor a ese lugar. 





lunes, 4 de noviembre de 2013

La historia del Cristo de Villaquejida

En esta entrada de La Candamia con el titulo de "La muy cierta leyenda del milagrero Cristo de Villaquejida" cuentan la historia de la imagen del Cristo que hoy esta colgado en la iglesia: 
“…Lo contaba mi abuela. Calor de lumbre y lluvia afuera, en la casona oscura de Villamandos. Casona grande. De antepasados, tapias alta y recuerdos largos. Grande de orígenes calientes, en los que reencontrarme es fácil.
Bocas abiertas. Ojos redondos, asombrados, de primos, mi hermano, los chavales… Y ella con, apagada voz a posta. Recreando el misterio, hacía medias pausas en los puntos más emocionantes. Y nosotros, embobados, gritábamos el “sigue, abuela, sigue…!”, para que ella respondiera con gusto no muy bien disimulado “ya va, hijos, ya va, que ni respirar dejáis a una…”
Todo empezó, decía, cuando un pastor se dio cuenta de que las ovejas no pastaban en un rinconcito de las praderas que, entre chopos, había antes del borde del salto de la ría. Viento lo mismo un día tras otro, se decidió por fin a contarlo a los vecinos. Varios fueron con él y comprobaron lo extraño del asunto. Las ovejas no comían la hierba en una pequeña zona limitada por zarzas. Ni siquiera, a no ser por la fuerza, la pisaban, aunque, a simple vista, aquella parte del terreno era igual a las que la rodeaban. Extrañados, contaron al cura lo sucedido, buscando en su ciencia la explicación sencilla que ellos no encontraban, (Eran tiempos aquellos en que el pueblo no tomaba decisión alguna sin contar con el siempre infalible juicio de los  párrocos. Mas ahora, que a todas luces el caso era propio de brujas y duendes y no  santos varones).
El párroco, junto con muchos vecinos de ambos pueblos (Villamandos y Villaquejida), fue convencido de ir ver, con propios ojos, lo extraño y cierto del fenómeno. No encontrando respuesta convincente, hizo cavar la zona misteriosa por si, acaso, se tratara solo del cadáver de un animal descomponiéndose, cuyo olor ahuyentase a las ovejas. Y claro, no fue precisamente eso lo encontrado. A pocos metros de profundidad fue descubierto el Cristo de esta historia.
Y aquí comenzó el problema, La imagen apareció justo en la linde de Villamandos y Villaquejida. Por supuesto, los dos pueblos reclamaron inmediatamente su posesión, alegando incuestionables razones y derechos que no convencían, en ningún modo, a la otra parte del litigio. Un Cristo siempre es un Cristo y aquél, aparecido en tan extrañas circunstancias, no podía menos que traer un gran número de dones y fortuna a quien lo consiguiera.
Las discusiones, por lo visto, fueron subiendo de tono. Que si este terreno era de mi bisabuela, que si una señora se lo dono al pueblo hacia cien años, que si la linde no es esta, es más allá. Y ese allá siempre era mirando a Villamandos cuando hablaba una de Villaquejida. Y si el que hablaba era de Villamandos, ya se sabe el allá donde miraba. La cosa hubiera, a buen seguro, llegado a las manos y acabado en tragedia, de no ser porque uno de ellos, sin duda más vivillo que los otros, dio con una forma de solucionarlo que contentó a todos.
Se formaría una yunta con un buey de cada pueblo. A ella se le ataría el Cristo. El pueblo al que los bueyes fueran, se quedaría con la preciada imagen.
Y así se hizo. No sin pasar por discusiones mejores entre los mismos vecinos de cada pueblo. Por qué tu buey y no el mío. El tuyo no, que si se trae al Cristo, tendremos que estar oyéndote y dándote las gracias hasta aburrirnos.
Aunque al final, todo fue solucionado. Una vez preparada la pareja como estaba previsto y acordado,  los habitantes de ambos pueblos se congregaron en la linde a ver el desenlace. Seguros de la fuerza de su macho castrado,
Nada parecía impedir la solución y, sin embargo, los problemas no habían hecho sino empezar. Con la tozudez, más propia de asnos que de bueyes, la yunta se negaba a moverse. Quieta, inmóvil, como pegada a la tierra de la linde, sin hacer el mas mínimo ademán de querer colaborar en tan divino juicio. Como una estampa bucólica, pero de carne y hueso. Como uno cualquiera de aquellos chopos tan cercanos.
El personal se impacientaba y aunque no lo manifestase- animar a los bueyes, simplemente hubiera sido considerado una sucia trampa por los del otro pueblo-, la tensión silenciosa se veía en las caras. Unos y otros se dirigían amenazantes miradas, advirtiéndose de lo que pasaría si alguien osaba hacer el más mínimo gesto. Y entre ellos mismos, al dueño del buey, que recibía una tácita y unánime condena. Al dueño del yugo. Al cura y hasta al mismísimo Cristo, perezoso, incomprensible de completar su milagro con un desenlace favorable y rápido. Pero nada. Ni pestañear apenas aquéllas dos lentas bestias.
No sé si sería el mismo personaje ingenioso que propuso lo de la yunta. O el cura en… oportuna inspiración divina. O una comadre vieja y sorda que rezando a más volumen arrastró a todos. Quién comenzó el rosario poco importa. Pero fue Santo Remedio, nunca mejor dicho.
Como por ensalmo, los bueyes comenzaron su andadura. Paso lento, torpón, bamboleante. Y lo más grave: indeciso hasta el extremo. Cual modélicos peritos de catastro, avanzaban sin desviarse un ápice del límite que separa los dos pueblos.
Y la gente, Santa Comparsa diurna y negra, detrás. Juraban los hombres hacia dentro, dudando casi que el asusto fuera a quedar resuelto. Lo mismo el Cristo quería ir a León, a instalarse en la catedral. O Roma, quien sabe. Pero el avemaría no se rezaba, se gritaba a pulmón lleno, creyendo que a la fuerza de volumen las oraciones llegarían antes al cielo. El pueblo que más alto rezase vería atendida y satisfecha la súplica de dar vivienda al Cristo.
Fueron muchos los rosarios. Muchas las letanías y padrenuestros que aquella tarde se dijeron, sin que aquello cambiara lo mas mínimo la terca querencia de los bueyes por la linde. Hasta que de pronto, cuando el sol ya se había puesto y sin que nada presagiara momentos antes todo aquello, el cielo abrió sus entrañas como un cántaro lleno y una tromba de agua cayó sobre los cuerpos empolvados de la extraña hilera penitente. Se miraban unos a otros, entre  asustados y orgullosos de vivir tan grande milagro, pidiendo confirmación mudo de que era cierto lo ocurrido aquel día.

El Cristo, llevado ahora a paso firme. Indico, sin duda, a los bueyes el camino, no parando hasta llegar a la misma puerta de la Iglesia de Villaquejida, donde aún hoy sigue…”

Muchas gracias a Isabel Navarro por su colaboración. :)

martes, 15 de octubre de 2013

Villaquejida de noche

Pues una foto mas que me han enviado al correo esta vez de la plaza de junio de 2006 y otra vez me vino una imagen a la mente. 
Recuerdo sobretodo de las noches en ese pueblo que se hacían eternas. En casa las ventanas todavía eran antiguas:de esas de cristal fino que dejaban entrar el frío en invierno pero que en verano hacía que el cuarto se convirtiese en un horno; y no tenían persianas si no unas contras de madera verde chillón que aun guardamos por casa que dejaban pasar toda la luz de las farolas de la calle Real y hacía que el sol me despertase nada mas amanecer. Pero el mayor problema no era el frío, ni el calor, ni la luz con la que despertabas por las mañanas, ni las voces que se oían al desperezarte dentro de casa ... el problema era el ruido que se escuchaba al intentar dormir. Guardaré siempre en mi memoria las noches en las que me iba a la cama y se escuchaba la música del Oasis desde la habitación como una lejana melodía, las voces de los vecinos que iban y venían de aquí para allá paseando por la acera y los pequeños corrillos de vecinos que se formaban por ahí cerca. Yo le decía a mamá "hay mucho ruido" y ella siempre me contestaba "duérmete ya verás como no lo escuchas". Con el paso del tiempo me acostumbré a ello, incluso le cogí cariño y años después llegué a añorarla. Se convirtió en una dulce nana que me acunaba cada noche sin la cual luego me costaba dormir.

sábado, 12 de octubre de 2013

Un camino empedrado de horas minutos y segundos (selección de fotos 2013)


Esta es una pequeña selección que hice de las fotos que saque este mes de agosto de las bodegas, el río... dos cosas muy opuestas pero que guardan mil historias sobre este pueblo, para mi sin duda los lugares mas bonitos para ver. 

Las aguas de ese río llevan consigo la historia de Villaquejida y desde el alto de las bodegas se ve como el tiempo pasa y la vida corre sin cesar en un lugar en el que parece que el tiempo siempre será eterno.








Y pasan las horas tan rápidas y nosotros no nos atrevemos a preguntarles a donde van, primero por miedo a que caigan en el olvido, segundo por que sabemos que no volverán.



Y esperamos que regrese ese tiempo que antes dejamos ir sin darnos cuenta de que se nos escapan entre los dedos todos los momentos que aun están por vivir.  





"Para algunos vivir es galopar un camino empedrado de horas minutos y segundos, yo, mas humilde soy, solo quiero que la ola que surge del ultimo suspiro de un segundo, me transporte mecido hasta el siguiente"



Muchos olvidan lo que es la esencia de vivir, miran al pasado y piensan que entonces si eran felices. ¿Y por qué ahora no?Simplemente de trata de vivir cada segundo y después... dejar al tiempo ir. Los recuerdos son los que deben permanecer.











El agua fluye, y cada campanada de la torre de la iglesia, cada atardecer que he visto desde las bodegas me recuerdan que el tiempo pasa inexorable y que nada podemos hacer para tratar de detenerlo. 


jueves, 10 de octubre de 2013

Amanecer en Villaquejida

Cuando abrí el correo de A. Charro y vi la foto que me mando de este precioso amanecer desde la plaza del pueblo (año 2010) me acorde de las mañanas de invierno en el pueblo, cuando me despertaba pronto por la mañana cuando me despertaba con la luz del sol entrando por las rendijas de las contras, con la nariz congelada del frío que hacia. Bajaba a la cocina de invierno y siempre encontraba un tazón de leche puesto a calentar en la lumbre, me sentaba en el escaño y me colocaba los faldones de la mesa camilla por encima a modo de manta para que el calor del brasero llegase mas rápido. Recuerdo ir corriendo, aun en pijama a por el pan, y sentir un tremendo alivio al entrar en la panadería que siempre estaba calentita, luego regresaba a casa abrazando las barras que aun estaban templadas. No se por que pero cuando llegaba el día de volver a casa siempre repetía el mismo ritual hasta que se volvió una tradición. Daba igual el frío que hiciese, siempre volvía a casa, me vestía, y caminaba por las calles preguntándome cuando sería la siguiente vez que las pisaría y llegaba a la plaza y me quedaba sentada en el banco que está contra la iglesia mirando a la nada, como si fuese una especie de despedida. Y allí quieta, en ese mismo lugar... ¿Cuantas veces habré visto amanecer?

*****
Quería darte también desde aquí las gracias por tu colaboración con esta preciosa foto A. Charro, me ha encantado y siempre es de agradecer estas cosas.  Y deciros al resto que os animéis también a mandarme vuestras cosillas! :)   
Otro aviso es que no se si os permite guardar las fotos pero que si por un casual no podéis no dudéis en mandarme correos o dejarme comentarios con vuestro correo si os interesa alguna y os las mandaré encantada en cuanto pueda 

lunes, 7 de octubre de 2013

Relato de una extranjera

"Fueron solo diez días en un sitio donde todo era nuevo para mi, 10 días en una casa que no conocía  con personas totalmente desconocidas, diez días en lo que me dio tiempo a descubrir que la gente de ese pueblo marca la diferencia y se hace querer. Al principio, como cabía de esperar, fue todo muy extraño, yo era la extranjera en un pueblo que de por si parecía una gran familia pero con el paso de los días el ambiente cada vez se hacía mas hogareño y cercano, sobretodo en casa de mi amiga, haciéndome sentir como parte de esa gran familia.
Recuerdo que llevábamos mucho tiempo planeando este viaje, mi amiga me explicaba que la cultura, la forma de vida… todo, era muy distinto a lo que yo conocía en Galicia y aseguraba que aquello me iba a gustar, no podía evitar reírme cuando me decía: “Cuando vayas lo entenderás todo”. Ahora me paro, lo pienso y he de admitir que  es cierto. Posiblemente lo que más me sorprendió fue un pequeño detalle que una señora tuvo con nosotras una noche en la que se nos hizo tarde para ir a por el pan y ya habían cerrado, la mujer nos paró y con una gran sonrisa nos ofreció que nos acercásemos hasta su casa que a ella le había sobrado un poco. 
No sé si es algo que allí pase todos los días pero para mí era algo insólito acostumbrada al trato con la gente en mi pueblo. Por un momento mi cara fue un poema. Otro hecho que me dejó anonadada, a muchos les parecerá una tontería, fue que la gente te saluda, aun sin conocerte, con una sonrisa muy dulce y un gesto de bienvenida que siempre es de agradecer.
 En ese tiempo que estuve allí me recorrí todo lo que pude: visite los pueblos cercanos: Villafer, Valencia de Don Juan, Valderas…  pero lo que de verdad me entusiasmo fueron las entrañas del pueblo, las eras, las bodegas y las vistas desde los montes que hay siguiendo el camino que sube por detrás de ellas: ver todo ese paisaje en tonos castaños, liso, sin escucharse ni un solo ruido… transmite tanta tranquilidad. Como no hicimos parada oficial en las piscinas que me asombraron por lo cuidadas que estaban, y en cada uno de los bares del pueblo: La ruta, Space, Oasis, San Isidoro…  donde puedo asegurar que me trataron como una reina y conocí a gente excepcional.

Me podría tirar horas escribiendo sobre cada una de las anécdotas de esos 10 días, momentos que quedaran en el recuerdo y personas que no olvidaré jamás. Para ser sincera me marche con mucha tristeza de dejar aquellas tierras, con curiosidad por seguir conociéndolas y con mucho anhelo de todos aquellos lugares espero volver a tener algún día la oportunidad de regresar."

Después de mucho insistir este verano logré llevar a una de mis amigas a que conociese tierras leonesas y para ir animando este blog le pedí que me relatase su experiencia a su paso por Villaquejida y esto fue lo que me contó. Le agradezco de corazón su colaboración. Gracias! 
*****

Y a todos vosotros que sepáis que ya son casi 400 visitas, y todas y cada una de ellas me hacen muy feliz, gracias por hacer de esto una realidad! :)

domingo, 6 de octubre de 2013

El Esla

Este mes de agosto nos acercamos hasta Villafer para ver la bajada del Esla desde el puente y sentí una pequeña sensación de déjà vu. No son en si recuerdos, si no imágenes sueltas de aquellas tardes de hace tantos años. 
Yo era una cría, no se si llegaría a los siete años, de ahí que no mantenga esos momentos de una forma tan nítida como me gustaría, Recuerdo que fui con mi padre y mi tío en aquel coche gris, que ahora ya parece antiguo, hasta el río de Villafer. Tengo, como si fuese en un vídeo, la imagen en mi mente de verme jugando con los cantos del río y de haber llorado por que, aunque seguramente era verano, el agua bajaba fría y turbia y no me gustaba la idea de tener que meterme en ella. Me vienen recuerdos de mi padre alejándose cada vez mas de la orilla y agarrándome de la cintura, mientras yo pataleaba sin ningún control, en un intento vano de que aprendiese a nadar. Tampoco olvido como al final de aquella tarde esa misma niña que tanto lloró para no adentrarse en las turbulentas aguas del Esla fue la misma que lloro por volver a casa, que se durmió en el coche con un recuerdo feliz que guardaría de ese pueblo.

*******

Lo primero quería daros las gracias por todas las visitas: nada mas y nada menos que 200 en menos de 24 horas,y por todos lo me gustas que me habéis dado en facebook me alegra mucho saber que os puede interesar, y también de paso recordaros que me gustaría que esta pagina la hiciésemos entre todos, no quiero que sea algo únicamente mio, sino de todo el pueblo de Villaquejida. 
Lo segundo que me quedo ayer pendiente fue dar 2 avisos:
Muchas de las fotos que subiré están sacadas por mi y me gustaría que si alguien tiene algún inconveniente con la publicación de alguna solo tendrá que enviarme mensaje al correo que aparece en la parte derecha del blog y será eliminada lo antes posible.
Del mismo modo si alguien tiene algún enlace o anuncio que crea que puede ser de utilidad también agradecería que me informaseis por e-mail y lo colgaré del mismo modo en la parte derecha.

sábado, 5 de octubre de 2013

Bienvenidos!

Hola a todos! ¿Mucho frío por aquellas tierras?
Muy a mi pesar vivo a 300 km. de este hermoso lugar pero eso no me impide poder presentarme como una pequeña amante de este pueblo: de su clima, de su historia, de sus lugares, de sus costumbres y de sus gentes.
Este cariño fue precisamente el que me movió a crear esto: soy una joven enamorada de las fotos antiguas: solo ellas son capaces de hacerme soñar y llevarme a los tiempos mas remotos, y al mismo tiempo me fascina escuchar cuentos y anécdotas antiguas, como cuando era pequeña, sentada a los pies de la lumbre, con el brasero pegado a los pies, en las tardes de invierno.
Desde niña me ha encantado ese pueblo, como quien dice allí crecí y allí aprendí las lecciones mas valiosas de mi vida. Es mi segunda casa, mi verdadero hogar, el lugar que me haría feliz, donde el tiempo no pasa, donde puedes dejar a un lado todo lo malo y olvidar en que día vives. Estos son los motivos por los que estoy aquí, creo que es hora de que le devuelva a este pueblo todo lo que él me ha regalado.
Para ello me gustaría darlo a conocer y mostrar cada uno de sus encantos subiendo a este blog fotos y anécdotas que hayan marcado cada día en este recoveco del mundo. Pero solo tengo 17 años y no paso allí todo el tiempo que me gustaría por lo que mis conocimientos quedan bastante escasos, por ese motivo hago un pequeño llamamiento a todo aquel que me quiera ayudar con este proyecto de cualquier forma: ideas, anécdotas, sugerencias, comentarios, fotos...(abajo dejo mi correo) serán de gran utilidad. Espero que ser de utilidad también para todos aquellos que quieran recordar y al mismo tiempo espero lograr que sea una forma mas de unión para todas sus gentes. 





Gracias anticipadas.

Correo electrónico: 
Andrea-msn@hotmail.com